Botones, ramas, piedras tomates, cintas de tela, cintas de cassette y otros materiales cotidianos se convierten en herramientas para crear nuevos espacios no estructurados y favorecer el aprendizaje a través del juego y de la experimentación. El requisito para esta práctica docente, estimular la creatividad. Cualquier elemento puede servir para imaginar y generar buenas prácticas educativas a través de ambientes de aprendizaje.
La profesora del CEIP Francisco de Quevedo y Villegas, María Balbacid, es especialista en esta materia y ha transferido sus conocimientos al profesorado del curso en abierto del CFIE de Valladolid “Ambientes de Aprendizaje: Diseñando Espacios para el Éxito Educativo”. Su clase de infantil es un laboratorio de juego donde se experimenta a la vez que se aprende.
Formación en Ambientes de Aprendizaje de CHARO PATRICIO SAN NAZARIO
El trabajo a través de Ambientes de Aprendizaje se está extendiendo en el profesorado y es la etapa de infantil donde más protagonismo tiene. Sin embargo, muchos son los defensores de esta metodología que defienden que debería estar presente en todas las etapas educativas pues sus beneficios redundan altamente en el alumnado. Estimulan la creatividad, la innovación, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la autonomía, la capacidad de tomar decisiones y otra serie de capacidades para el desarrollo personal.
El juego es el mayor protagonista en esta forma de trabajo encaminada al desarrollo de las destrezas del alumnado. Pero, como todo juego, conlleva una planificación y unos objetivos establecidos para conseguir buenos resultados.