Los docentes del CEIP León Felipe comenzaron el curso con un seminario cuyo título ya refleja el objetivo que pretende y con un fin que no es difícil de deducir: conseguir conocerse mejor para facilitar y mejorar el clima de trabajo y la convivencia en el centro.
El encuentro que inició esta actividad fue una sesión en la que, a través de unas dinámicas sencillas realizadas con el acompañamiento de Nacho, asesor de Convivencia, y yo misma, como asesora de referencia del centro, se trabajó de una manera distendida -y bastante lúdica- sobre la presentación individual de los participantes, la importancia del trabajo en equipo, los deseos de cambio para el centro, el reconocimiento de fortalezas individuales, las posibilidades de mejora a través del trabajo conjunto y la creación de grupos (o comisiones) para el desarrollo de pequeñas iniciativas que, trabajando con continuidad, pueden acabar convirtiéndose en grandes avances en las infraestructuras, las clases, el ambiente de trabajo y, en definitiva, la mejora del desarrollo del día a día en el centro.
La sesión empezó ya apelando al buen humor, que sirvió para que los docentes fueran participando de manera cada vez más activa y dejaran atrás toda la mañana de trabajo en sus aulas. Llamamos a la dinámica: “Desentumecemos la cabeza y el cuerpo”. Una actividad muy sencilla en la que se divide el espacio en dos partes y se hace elegir de manera individual a los participantes dónde se sitúan según sea su respuesta a una pregunta planteada con dos opciones. Ejemplos: en verano ¿playa o montaña?, ¿sandía o melón? ¿tortilla con o sin cebolla? Las posibilidades son infinitas, la dinámica muy rápida y efectiva.
La siguiente actividad: “Nos presentamos”. Después de dividir a los participantes en grupos de cuatro personas de manera aleatoria (utilizamos las estaciones del año para luego tener ya a los grupos diferenciados: primavera, verano, otoño, invierno), le pedimos que se presentaran al resto incluyendo los siguientes datos: nombre, cargo durante el presente curso y selección de un objeto del cole con el que se sintieran identificados (explicando, claro, el por qué). Había que contarlo al pequeño grupo sabiendo que luego sería otra persona de ese grupo la encargada de realizar la presentación a nivel general, según se repartieran entre ellos. De este modo los docentes recién incorporados al cole pudieron “presentarse” ante sus compañeros y los veteranos aprovechar unos momentos distendidos para afianzar sus relaciones y establecer otras nuevas. Los objetos seleccionados fueron muy variados: la tiza, la goma de borrar, la plastilina, las pinturas, el ordenador…
“Soñamos nuestro centro. Parte 1”. Empezamos repartiendo dos post-it de colores distintos entre los participantes. En uno de ellos, el de color rosa, les pedimos que reflejaran de manera personal (y resumida) qué les gustaría encontrar en el centro (lo que llamamos el “sueño”). En el otro, de color azul, les pedimos que expresaran cómo podían ayudar ellos a conseguirlo (la “fortaleza personal”). Uno a uno, los profes fueron dejando sus reflexiones ordenadas en dos grandes hojas que habíamos situado bien visibles para todos.
Mientras Nacho hacía la revisión de todas las ideas que habían surgido y se habían plasmado escritas, ordenándolas y clasificándolas por temáticas generales que se repetían (infraestructuras, ambiente, recursos, trabajo en equipo), el grupo tuvo que resolver un reto: conseguir “Cruzar el río” con la ayuda de una loseta de cartón que se había repartido de manera individual. Esta dinámica solo se resuelve dialogando para resolver el problema, organizándose, cooperando estrechamente y, trabajando en equipo, eliminar la competitividad entre los participantes para conseguir el objetivo común.
“Soñamos nuestro centro. Parte 2. Ponemos en común”. De vuelta al gran grupo ya estático, se exponen los resultados y se vuelve al trabajo en pequeño grupo. El fin es elegir una iniciativa de entre los “sueños” plasmados y generar propuestas realistas y realizables en torno a ella. Estas propuestas se recogen en un tercer post-it, esta vez de color amarillo, que queda añadido al resto y que supone, en su pequeñez, el símbolo del inicio del resto del trabajo que el seminario pretende abordar. Si somos capaces de vislumbrar alternativas realizables que conduzcan hacia la mejora del centro (propuesta de un desayuno de profes, música en vez de timbre, inicio de la solicitud de cambios en el patio, ratito de mindfulness, decoración del centro…) ¿por qué no seguir trabajando en ello hasta ir consiguiendo pequeños avances?
La sesión termina con una actividad de síntesis final: “Reflexión final, inicio del día a día”. En una palabra o con una frase corta, se expone en voz alta para qué siento que me ha servido el rato invertido. En una puesta en común rápida, las ideas que más se escuchan son en referencia al conocimiento interpersonal y el poder hablar de asuntos del centro sin ceñirse a las prisas habituales ni a los asuntos propios de la vida escolar, sino en la mejora de las condiciones del centro y de la convivencia de los docentes como equipo. Las ideas se han plasmado, las propuestas han surgido.
El trabajo no hace más que empezar…