El comienzo del segundo trimestre en el CEIP Violeta Monreal fue muy variado en cuanto a la formación del profesorado. El centro cuenta con unas líneas definidas -adaptadas a las circunstancias actuales, por supuesto- y, además, existen dos seminarios que intentan ahondar en temáticas muy diferentes que, sin duda, están enriqueciendo con sus aportaciones el día a día del discurrir del colegio:
la Gamificación y la Educación emocional
INTRODUCCIÓN A LA GAMIFICACIÓN
Los miembros de este seminario han contado con la ayuda de Emilio José Andrés Sardá, docente este curso en el Centro de Adultos de Medina de Rioseco; pero con una amplia experiencia en este tema después de su paso por el CEIP Alonso Berruguete. Agradecerle su disponibilidad para participar de manera desinteresada en este seminario y dedicar una tarde a contarnos sus vivencias.
Su ponencia resultó desde el principio un reto: ¿seríamos capaces de abandonar la “ciudad del sueño”, empezando la charla un día laborable a las cuatro y media de la tarde? Recorriendo su plano, recopilando las distintas pistas, superando los obstáculos y trabajando en equipo nos explicó de manera práctica -y muy activa- cómo organizar una actividad de gamificación, las partes de las que consta, sus ventajas y sus dificultades. Nos enseñó divirtiéndonos, siempre la mejor manera de aprender.
¡Gracias, Emilio!
INTRODUCCIÓN A LA EDUCACIÓN EMOCIONAL
El grupo de maestras que compone este seminario escuchó con atención como Cristina Liébana Aragón, del CEIP Tierra de Pinares, les contó sus vivencias y les trasladó algunos de sus conocimientos sobre gestión emocional y aprendizaje en positivo. Agradecerle también su colaboración desinteresada. Empezó con una sencilla dinámica que todos deberíamos aplicar más a menudo: explicar quién soy y buscar un motivo por el que puedo dar las gracias hoy.
La base de su experiencia y sus investigaciones es la utilización del humor en el aula, que está demostrado que mejora el rendimiento general puesto que genera más relación entre el profesor y sus alumnos y, como añadidura, genera más interés y motivación hacia los contenidos que hay que trabajar.
Nos habló también de disciplina, pero dándole la vuelta al pensamiento tradicional: la disciplina positiva se basa en el equilibrio entre la firmeza y el cariño. Los límites son necesarios; pero deben establecerse con amabilidad y, siempre que sea posible, de manera consensuada para conseguir que todos se sientan útiles y parte importante del grupo al que pertenecen.
Y para terminar, adaptamos una de las muchas máximas de Santa Teresa de Calcuta:
“No te preocupes porque tus alumnos no te escuchan, ellos te observan constantemente”
¡Gracias, Cristina!