Una de las quejas que más se oye en los claustros es la falta cada vez mayor de autonomía de los alumnos, con los consiguientes problemas que esto acarrea. Estos problemas se multiplican en un C.R.A., donde alumnos de distintos niveles tienen que trabajar juntos y aprender a gestionar unos tiempos más ajustados. Si a estos condicionantes le sumamos las características únicas de cada alumno, entre las que podemos encontrar, por ejemplo, déficits de aprendizaje, desconocimiento del idioma... ¿Cómo damos respuesta a una situación tan compleja? La autonomía, al igual que la creatividad, la responsabilidad y tantas otras capacidades no es una capacidad puramente innata, sino que se puede aprender. Por este motivo, en el C.R.A. La Esgueva, decidieron formarse en la mejora de la capacidad de autonomía de sus alumnos, experiencia que nos cuenta su coordinadora de formación:
"Una de las principales carencias que la pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto en el panorama educativo es la poca autonomía que presentan los alumnos para realizar y gestionar sus tareas escolares. Acostumbrados a un modelo pasivo en el que el docente establece el marco de referencia con sus decisiones sobre el tiempo, los momentos, los deberes y demás tareas, muchos alumnos se han visto incapaces de seguir el ritmo ante la ausencia de esta figura durante la fase de confinamiento. Nuestro curso de formación cuyo objetivo final es la implantación del proyecto MITAA en el aula, nos ha hecho empezar a realizar pequeños cambios. Por un lado, los alumnos empiezan a tener sus propias hojas de registro donde anotan la evaluación de su aprendizaje, tanto de la distribución de su tiempo como de los resultados obtenidos con las diferentes tareas que se autocorrigen. Por otro lado, hemos incluido en nuestro día a adía la realización de juegos y actividades autocorregibles que fomentan la motivación del alumnado y mejoran su aprendizaje."
El proyecto MITAA está creado por un grupo de maestros en activo basándose en su propia experiencia docente, y se asienta, según sus autores, sobre la convicción de que el desarrollo de la autonomía del alumno es la llave que da acceso a la posibilidad de utilizar enfoques metodológicos más complejos (como pueden ser las metodologías activas o la propia educación a distancia) en los que el alumno adopta un rol mucho más activo y participativo en el aprendizaje.